Estudiantes de institutos rurales y urbanos unen fuerzas para fomentar la convivencia entre lobos y ganadería
En una jornada colaborativa, alumnos de un instituto rural y otro urbano trabajaron juntos para reflexionar y buscar soluciones a la problemática de la convivencia entre lobos y ganadería. La actividad, organizada en grupos heterogéneos, combinó dinámicas de diálogo, juegos como el Pacto de los Lobos y trabajo en equipo para analizar escenarios críticos y proponer soluciones consensuadas.

Dinámicas para romper el hielo y fomentar el diálogo
La jornada comenzó con una bienvenida en el salón de actos, donde se recordaron las bases trabajadas en sesiones previas. Los estudiantes, mezclados en tres grupos heterogéneos para garantizar la diversidad de perspectivas, participaron en dinámicas diseñadas para romper el hielo y fomentar la interacción. Cada grupo jugó tres partidas al Pacto de los Lobos, un juego que introdujo la temática de manera lúdica y facilitó el diálogo entre los participantes.
Identificación de problemas y búsqueda de soluciones
Tras las dinámicas iniciales, cada grupo eligió aleatoriamente un escenario final sobre el que trabajar: «Colapso ambiental» y «Los pueblos se abandonan» (este último salió dos veces). Los estudiantes analizaron las decisiones, acciones y puntos críticos que podrían llevar a estos escenarios, identificando los desafíos principales.
Después de una pausa para almorzar y seguir fortaleciendo vínculos, los grupos se centraron en la segunda parte de la actividad: buscar soluciones a los puntos críticos identificados. El objetivo era proponer acciones que permitieran alcanzar escenarios de coexistencia entre lobos y ganadería.



Puesta en común y conclusiones finales
La jornada culminó con una reunión en el salón de actos, donde representantes de cada grupo presentaron sus conclusiones al resto de los participantes. Los puntos críticos y las soluciones consensuadas fueron recogidos en un documento final, que servirá como base para futuras reflexiones y acciones.
Destacó la labor de tres educadores ambientales, quienes dinamizaron los grupos y garantizaron el buen desarrollo de la actividad. Además, se agradeció la implicación activa de los profesores de ambos institutos, quienes participaron y apoyaron a los estudiantes durante toda la jornada.
Esta iniciativa no solo fomentó el diálogo y la empatía entre los estudiantes, sino que también demostró que la colaboración entre entornos rurales y urbanos es clave para construir un futuro sostenible. La convivencia entre lobos y ganadería es posible, y proyectos como este son un paso más hacia ese objetivo.